Este proyecto nace a partir de los problemas del tráfico motorizado en las grandes ciudades con consecuencias como el efecto isla de calor. Mediante un diseño que emula las maquinas de juego y la repetición con símbolos reconocibles se pone al público como personaje clave, pudiendo elegir si el espacio público lo deben de tener los coches o espacios verdes.

La campaña se incluye en la necesidad del Ayuntamiento de Madrid de explicar los efectos y consecuencias de la emergencia climática, así como las acciones para frenarlo.